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Mapimí Pueblo Mágico

Mapimí Pueblo Mágico

Cultura e Historia Pueblos Mágicos

Durante el siglo XVI, los españoles desarrollaron varias expediciones al norte del país, un territorio hasta entonces desconocido, tratando de hallar las legendarias ciudades de oro Quivira y Cíbola. Curiosamente, aun cuando estas míticas urbes nunca fueron halladas, estos viajes sirvieron para encontrar grandes yacimientos de metales preciosos. Esto fue la pauta para la aparición del Camino de la Plata y motivó la aparición de pueblos como Mineral de Santiago de Mapimí en Durango.

La existencia de Mapimí se desarrolló durante cuatro siglos en torno a la mina de Ojuela. La arquitectura del pueblo, durante el siglo XVII, fue elegante y fastuosa. Justo en la entrada de la veta apareció el pequeño poblado de Ojuela, mismo que atrajo a aventureros, buscadores de fortuna y comerciantes. Tanta fue su fama que es mencionado en poemas, leyendas y corridos. El monumental Puente de Ojuela, todavía despierta admiración por la excelencia de su ingeniería.

En la actualidad, Mapimí se orienta, más bien, al turismo como actividad económica preponderante. Y para ello se vale de su inmenso patrimonio histórico y silvestre, puesto que se localiza en el corazón de la Reserva de la Biosfera Bolsón de Mapimí, un área natural de enorme belleza y relevancia para la preservación de diversos ecosistemas de la región.

El centro histórico de este pueblo duranguense, destaca por su noble antigüedad: más de 400 años de historia que nos dejan contemplar las maravillas de esta comunidad minera. La admirable arquitectura de los siglos XVII y XVIII se hace patente en el edificio que fuera sede del Departamento de Comercio, así como también, el del Servicio Postal y el del Templo del Señor de Mapimí., edificado en 1772 con un estilo gótico. Su panteón es fascinante por las tumbas que existen allí de extranjeros que trabajaron en las minas y las leyendas relacionadas con el lugar, como Los Cuatro de a Caballo y Los Ladrones de Ojuela.

La Mina de Ojuela es otro sitio imperdible en Mapimí. Tiene 450 kilómetros de túneles y se constituyó en su momento, en el crisol del pueblo. Allí se extraían cobre, plata y oro y hoy atesora, raros y fascinantes minerales. Quienes recorren el lugar, reciben la orientación de un guía especializado, quien usa una lámpara de aceite para recorrer los oscuros túneles. Al final del recorrido se puede observar a una mula momificada y varias de las herramientas que se utilizaban en esa mina, hace siglos.

Ojuela, hoy por hoy, es un pueblo fantasma que impresiona por su soledad y su ambiente silencioso. Esta pequeña comunidad llegó a tener tres mil moradores y contaba con su teatro, iglesia, casino y sistema de agua potable. Se localiza en lo más alto de un cerro, junto al puente colgante. Una vez que las minas se inundaron, fue abandonado definitivamente. Para quienes gusten de fotografiar lugares misteriosos y notables, Ojuela es una oportunidad irresistible.

En este mismo sentido, el mencionado Puente de Ojuela, también es algo que no se puede dejar de lado en una exploración de esta zona de Mapimí. Tiene 318 metros de largo por dos de ancho y se levanta sobre una hondura de 110 metros. Se ha instalado una tirolesa a un costado del puente para así lanzarse por sobre la cañada en una experiencia única para los turistas extremos.

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